Moverse libremente, explorar, tomar riesgos, intentar cosas nuevas y crear nuevas aventuras son unas de las muchas cosas que se pueden hacer en la naturaleza y por si fuera poco a los niños les encanta.
Jugar al aire libre no sólo le permite al niño desarrollarse física, social y emocionalmente, es la invitación a explorar y moverse aprendiendo del mundo que lo rodea, es una invitación a crecer, sano, saludable, libre y feliz.
También promueve estar en contacto con la naturaleza y con otros niños, aprendiendo juntos sobre ella, es además el momento preciso para inculcar y asimilar la importancia del cuidado de la naturaleza si se quiere continuar disfrutando de ella.